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Que es un gran comediante?

Diderot en “La paradoja del comediante” dice que un burlón trágico o cómico, un farsante creo yo, que la tesis de la creación de un actor reside en la copia de la naturaleza misma, no en crearla en escena (que es imposible), esto nos lleva al perfeccionamiento de ella para poder imitarla y no reproducirla.

La poesía esta hecha para decirse en las tablas, la vida no puede nunca reproducirse de manera natural puesto que no se esta viviendo en si. Un actor que llore de verdad, que sufra de verdad no puede ser un buen actor ya que es un farsante y la vida no esta en las tablas, la vida esta representada en las tablas y para ello el actor debe ejercitarse para perfeccionar el don de la naturaleza y poder imitarla para usar signos aproximados de un sentimiento que son ligados a la memoria que no se reproduce sino se copia a partir de ella. El sentimiento es una respuesta natural de la vida que, al experimentarla, hace que uno se abandone negando la capacidad de crear. Por ello estorba en escena, no se puede crear.

¿Pero que sucedería si un actor viviera en realidad la escena? Bastaran tres funciones para que se cansara para que su vivencia decayera y se sintiera turbado pues se necesita representar por reflexión, por memoria y no por vivencias reales ¿Y si no fuera un personaje? ¿Si fuera él mismo con sentimientos propios de los que se lleva a las calles? Sería catastrófico, pues la naturaleza nos hace cambiar y nunca podrá representarlo de nuevo, (un momento a partir del tiempo en que sucede, suspendido apenas como si fuera una foto irrepetible en la realidad) un actor necesita estar frío, firme para reproducir, para representar y no presentarse ¿y como se hace eso? Con simple cuestión de ejercicio y memoria.

Albert Camus en “El mito de Sísifo” habla de la capacidad de el actor para morir muchas veces después de salir de escena, (comparando a Sísifo con el actor en el hecho de subir cada día la montaña empujando la piedra) caminar por las calles como un yo, comer, dormir y al otro día regresar y revivir al personaje. Un personaje no se vive o muere, un personaje se imita, se pone y se quita una máscara, un falso que es estrictamente copiado con exactitud. Por ello, cuando se esta en las tablas no se pierde la conciencia, se sabe que se esta en un escenario y lo que se hace; esto se necesita para no sentirse afectado en su interior y así el público es el que se afecta, no el actor. Pero para estructurar a un personaje se requiere de una preparación escrupulosa a partir de la memoria, para ejercitar signos exteriores del sentimiento frente al espejo.

Por lo tanto el lenguaje de la poesía es exactamente dedicado a las tablas, el lenguaje común no puede representarse, no esta hecho para conmover y el actor va de la mano con esto, esta ahí para conmover no para ser conmovido, esta ahí para hacer reír o llorar, no para reír o llorar, para no perder elocuencia. Pensemos en un médico que pierde la sensibilidad (se vuelve duro) en el momento de operar para no afectarse y ser elocuente para que su trabajo sea exacto y preciso. Ahí reside la paradoja del comediante que prescinde de estudio y juicio, de un equilibrio, de una tranquilidad para recuperar el recuerdo y no acarrear impulsos que dificultan el trabajo del actor.

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